Me imagino en otro lugar, en otro tiempo, otra situación y tal vez otra vida.
Pero la realidad no tiene piedad se impone ante todo con una frialdad desgarradora, te arrastra con sus garras frías como el hielo y te arrastra hacia ella sin salvación.
La realidad transformada en un chico alto y corpulento me obliga a abrir los ojos y a despedirme de mi corazón, aquel que le había entregado con toda confianza y el lo acababa de apuñalar sin piedad y se llevaba tras el, sin mas despedida que un simple ''adios''

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