El nombre del viento

Hola pezqueñines del ciberespacios.
Hoy os quiero dejar las mejores partes de un libro que me ha enamorado y que esta super recomendadisimo, seguramente ya habréis oído hablar de el porque es muy famoso se titula El nombre del viento de Patrick Rothfuss.
Como podréis observar la mayoría de mis frases elegidas son de amor, pero que le voy a hacer el amor me puede, he omitido muchas partes que me enamoraban porque eran excesivamente largas y no quería cometer el sacrilegio de resumirlas así que no dudéis en devorar el libro y descubrir esas partes tan  hermosas que he omitido.
Besitos de gominola.

-(...) La espada brillaba con la conciencia de que el amanecer era un pequeño principio comparado con el final de una estación, con el final de un año.

-Podríamos decir que todo empezó cuando la oí cantar. Su voz hermánandose, mezclandose con la mía. Su voz era como un retrato de su alma: salvaje como un incendio, afilada como un cristal roto, dulce y limpia como el trébol.

-Deberías sentir lastima por él, hijo. Mañana nos iremos pero él tendrá que convivir consigo mismo hasta el día de su muerte.

-Cuando somos niños, casi nunca pensamos en el futuro. Esa inocencia nos deja libres para disfrutar como pocos adultos pueden hacerlo. El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que dejamos atrás nuestra infancia.

- Al anochecer, cuando el sol se oculta,
  desde lo alto mi mirada te busca.
  Hace horas que te espero,
  pero mi amo es eterno.

-(...) Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque solo dure un minuto, o un día.

-(...) Espero que estuvieran juntos, amándose el uno al otro, hasta que llegó el final.

-(...) Su piel era más luminosa que la luna, y sus ojos, más enormes que el cielo, más profundos que el agua, más oscuros que la noche.

- (...) Porque eres demasiado bajo para ser nominador.Porque tienes los ojos demasiado verdes. Porque no tienes el número de dedos adecuados. Vuelve cuando hayas crecido y cuando hayas encontrado unos ojos decentes.

-(...) Bast tenia miedo al silencio. No al silencio normal debido, sencillamente, a la ausencia de cosas que se mueven alrededor y que producen ruido. Bast tenía miedo al hondo y cansado silencio que se producía a veces alrededor de su maestro y que lo envolvía como una invisible mortaja.

- <<Mujeres>> no, Bast. Una mujer. La mujer. - Kvothe miró a Cronista-. Has oído cosas sueltas, no lo dudo. Yo te contaré la verdad sobre ella. Aunque temo no estar a la altura del reto.

-Antes de empezar, dejadme decir una cosa. He relatado historias en el pasado, he pintado imágenes con palabras, he contado grandes mentiras y verdades aun más duras. Una vez le canté los colores a un ciego. Toqué durante siete horas, pero al final dijo que los veía: verde, rojo y dorado. Creo que eso fue más fácil que lo que intento hacer ahora. Tratar de que la entendáis describiéndola solo con palabras. Vosotros nunca la habéis visto ni habéis oído su voz. No podéis entenderlo.

- Tenia los ojos castaños. Oscuros como el chocolate, como el café, como la madera lustrada de el laúd de mi padre. La cara era blanca y ovalada, como una lágrima.

-Y por último, escribe que era preciosa. Es la única manera de expresarlo. Que era tremendamente hermosa, aunque tuviera fallos o defectos. Era preciosa, al menos para Kvothe. ¿Al menos? Para Kvothe era la más preciosa.

-Entonces me sonrió. Era una sonrisa dulce, cariñosa y tímida, como una flor que se abre. Era cordial, sincera y ligeramente turbada. Cuando me sonrió, sentí...
No se me ocurre cómo describirlo, de verdad. Sería más fácil mentir. Podría copiar algunas frases de cualquier historia y contaros una mentira tan familiar que no dudarías en tragárosla. Podría decir que se me doblaron las rodillas. Que me costaba respirar. Pero no sería verdad. Mi corazón no latió más deprisa, ni se paró, ni alteró su ritmo. Eso es lo que nos cuentan en las historias. Tonterías. Hipérboles. Chorradas. Y aun así...

-Debí ser más atrevido y besarla. Debí ser más prudente. Había hablado en exceso. No había dicho suficiente.

-Era como si realizáramos una de esas complicadas danzas modeganas en las que la pareja se sitúan a escasos centímetros el uno del otro, pero (si son buenos bailarines) sin llegar a tocarse.
Así llevábamos la conversación. Pero no solo nos faltaba el tacto para guiarnos: también parecíamos sordos. De modo que danzabamos con mucho cuidado, sin saber exactamente qué música escuchaba el otro, sin saber siquiera si el otro estaba bailando.

-Mira, las mujeres son como el fuego, como las llamas. Algunas son como las velas, luminosas e inofensivas. Algunas son como chispas, o como brasas, o como las luciérnagas que perseguimos las noches de verano. Algunas son como hogueras, un derroche de luz y calor para una sola noche. Algunas son como el fuego de la chimenea: no muy espectaculares, pero por debajo tienen cálidas y rojas brasas que arden mucho tiempo.
Pero Dianne...Dianne es como una cascada de chispas que sale de un afilado cuchillo de hierro que Dios acerca a la piedra de afilar. No puedes evitar mirar, no puedes evitar desearla. Hasta es posible que acerques una mano durante un segundo. Pero no puedes dejarla allí. Te partirá el corazón...

-Nunca estás donde te busco, y apareces cuando menos lo espero. Como el arco iris.

-Me miras con esos ojos verdes como si yo significara algo. No me importa que tengas cosas mejores que hacer. Me conformo con tenerte a veces. De vez en cuando. Sé que puedo considerarme afortunada por eso, por tenerte aunque solo sea un poco.

-(...) Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lágrimas a los corazones más duros. Existen siete palabras que harán que una persona te ame. Existen diez palabras que minarán la más poderosa voluntad de un hombre.

-(...) Pero existe una manera mejor de hacerlo. Le demuestras que es hermosa. Conviertes tus ojos en espejos, tus manos en plegarias cuando la acaricias. Es difícil, muy difícil, pero cuando ella se convence de que le dices la verdad...De pronto la historia que ella se cuenta a si misma cambia se transforma. Ya no la ven hermosa. Es hermosa, y la ven.

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