Un pequeño recuerdo

Aun recuerdo esos veranos en mi pueblo, con mi hermana, las tardes calurosas, nuestras coletitas botando al correr enloquecidamente por los callejones desiertos de piedra, polvo y arena.
Cogidas de la mano mientras observábamos todo con los ojos bien abiertos y listas para la aventura.
Las puertas nunca se cerraban y corríamos por todas partes riendo a carcajadas sin tener un motivo concreto.
Nuestras guerras de agua tenían toda la manzana como campo de batalla y pasaron a ser legendarias, corríamos en busca de moras para luego comérnoslas despreocupadamente, aunque sin lugar a dudas la parte mas divertida era la búsqueda de las mismas, cogíamos los triciclos, mas tarde las bicicletas y nos tirábamos por todas las cuestas durante horas, sin cansarnos, sin que dejara de ser placentero.
Por las tardes la diversión se apartaba para dejar paso a la magia o al menos a mi me lo parecía entonces, mi abuelo tan silencioso y dulce como siempre nos cogía de la mano y nos llevaba a ver las estrellas, nos contaba historias y nosotras le escuchábamos silenciosamente mientras nos maravillábamos y respetabamos la oscuridad agarrándonos bien  por miedo a tropezar o a perdernos.

Siempre que me acuerdo de estos veranos no puedo evitar sonreír, pensar que antes mi hermana y yo eramos uña y carne, como pasa el tiempo....

No hay comentarios:

Publicar un comentario